Cuando recibes tus Dumis, llegan en unas cajas preparadas con mimo, diseñadas para protegerlos de golpes y suciedad. Son el primer hogar perfecto para ellos. Sin embargo, una vez que forman parte de tu día a día, surge la pregunta inevitable: ¿cómo guardarlos para mantener su resplandor intacto?
La clave está en darles un espacio propio y libre de fricciones. Si decides guardarlos en tu joyero, procura que no estén en contacto entre sí ni con otras joyas, de esta manera evitarás que se rayen y perder ese brillo tan característico que tanto nos enamora de los Dumis.